Por. Sandra Forero Ramírez – Presidenta Ejecutiva – Camacol
En nuestra historia republicana ha estado muy presente la acción empresarial como eje fundamental del desarrollo social, económico y regional de Colombia. Hemos construido un país con instituciones sólidas, principios democráticos, libertades para la iniciativa privada y un amplio, diverso, pujante y resiliente tejido empresarial. Eso hace de nuestro país, un país de empresas, de emprendimientos y de sueños familiares. En esa historia, los gremios hemos estado presentes, como un instrumento de cohesión social y económica en el que se depuran intereses individuales y se crean agendas empresariales conjuntas que soportan la lógica de la acción colectiva (Olson 1965, Junguito 2015).
Y es que endilgar como único fin de la actuación gremial la puja por interés particulares o sectoriales es un juicio limitado. La asociatividad empresarial es, por el contrario, la mejor forma de crear consensos, defender principios de actuación empresarial, construir y priorizar agendas de país con respaldo en los sectores económicos, y desde luego, ejercer una legítima gestión y contrapeso para preservar un efectivo entorno de negocios. En esa historia ha estado presente la Cámara Colombiana de la Construcción – Camacol, Gremio que desde 1957 ha representado la cadena de valor de la construcción de edificaciones en Colombia.
Han sido 65 años construyendo la vivienda formal de los hogares colombianos, y construyendo historias de vida en torno a ese propósito. Se han construido más de 5 millones de viviendas, es decir hemos creado valor social mediante la construcción de lugares dignos y bienestar para más de 20 millones de colombianos. Y además de vivienda, uno de cada cinco puestos de trabajo en Colombia se ha creado desde el sector de la construcción y su cadena de valor. Es decir, son más de 27 millones de historias de vida que a lo largo de estas 6 décadas y media se han convertido en la más noble motivación de nuestro quehacer empresarial.
Hoy Camacol es un gremio que reúne 1.700 empresas en 19 regiones del país, con una agenda estratégica hacia la productividad que contempla la modernización y trasformación digital de las empresas, la sostenibilidad y la acción climática como compromiso de país, la formación y formalización laboral como pilar del bienestar de nuestros trabajadores, el emprendimiento y el avance corporativo, la información y la investigación, la equidad de género, la promoción internacional del sector y el desarrollo de nuevos negocios, entre otros. Y seguimos avanzado, porque esta es una historia aún en construcción.
El futuro próximo nos depara grandes desafíos. Solucionar los cuellos de botella en nuestro canal de abastecimiento y suministro; defender la política de vivienda como prioridad de la política social del país; seguir apoyando todas las acciones para hacer del ordenamiento territorial y la planificación urbana fuentes de inversión y seguridad jurídica, equidad, inclusión y construcción de ciudades de calidad; construir más y más viviendas sociales y equipamientos para la oferta de servicios del Estado, entre muchos otros. La tarea no es fácil, pero la motivación es suficientemente grande: seguir construyendo los sueños de los hogares colombianos por muchas décadas más.